El fin de semana pasado tuve el placer de asistir a una boda fantástica.
De todo lo que viví durante ese evento, he querido dejar constancia de un detalle exquisito:
En la zona donde se encontraba el baño, mientras esperabas turno, podías retocarte en un fantástico tocador; el maquillaje, el peinado o quizá arreglar algún desperfecto del vestido en el rincón de costura.
Todo ello estaba equipado al máximo sintiéndote el invitado más cuidado del mundo mundial.
Una idea fantástica de Francisca Alemany.
miércoles, 31 de agosto de 2011
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